Obol Network se sitúa como una de las implementaciones de DVT más avanzadas actualmente operativas. Su desarrollo, basado en el middleware de código abierto Charon, permite que un conjunto de clientes de validación funcione como un único validador de Ethereum mediante un sistema seguro de compartición de claves y firmas umbrales. La arquitectura central de Obol está concebida para maximizar la tolerancia a fallos, la compatibilidad con los principales clientes de consenso y el soporte de operaciones validadoras descentralizadas entre partes independientes.
A mediados de 2025, la alianza entre Obol y EtherFi marcó un hito relevante en la adopción de DVT en entornos productivos. EtherFi, protocolo líder de restaking líquido, implementó validadores distribuidos sobre la infraestructura de Obol y logró incorporar más de 258.000 ETH en staking. Se trata de una de las mayores aplicaciones prácticas de DVT hasta la fecha, lo que acredita la seguridad y escalabilidad del modelo de clúster de Obol. Esta implantación permitió descentralizar las responsabilidades validadoras entre múltiples operadores y proporcionar así una mejora clara en la tolerancia a fallos del ecosistema de validadores de EtherFi.
La evolución del ecosistema vino acompañada del estreno del token de gobernanza OBOL en mayo de 2025. El token incentiva la coordinación entre operadores, posibilita la gobernanza comunitaria y respalda la financiación de futuras mejoras del protocolo. Al mismo tiempo, institucionaliza el papel de Obol Collective como garante de la infraestructura DVT, aportando una capa de incentivos a los clústeres de validadores sin confianza previa, todo ello sin afectar a la compatibilidad con el protocolo Ethereum.
SSV.Network constituye otra solución activa de DVT, con una aproximación arquitectónica distinta. En vez de un middleware entre clientes de consenso, SSV implementa un protocolo y una infraestructura específicos donde los fragmentos de clave se asignan a operadores independientes denominados “nodos SSV”. Estos nodos actúan de forma autónoma pero colaboran en tareas de firma coordinada, aprovechando criptografía umbral segura y un sistema de penalización fundamentado en la reputación.
En 2025, la red alcanzó un hito clave con el lanzamiento de SSV 2.0, denominado en clave “Hoodi”. Esta actualización introdujo mejoras en la gestión de claves, en la agregación de firmas y un nuevo marco de staking diseñado para escalar la red hasta cientos de miles de validadores. Sentó también las bases para la incorporación permissionless de operadores, factor esencial para una coordinación descentralizada a escala validadora.
Destaca en esta fase el avance técnico que supuso la introducción del sistema Weighted Assignment Distribution (WAD), que permite asignar claves validadoras a los operadores según criterios de rendimiento, disponibilidad y reputación. Gracias a este enfoque modular, los operadores especializan sus nodos en infraestructuras de alta disponibilidad, mientras el sistema mantiene la tolerancia a fallos a lo largo de distintas ubicaciones y proveedores. Tras este lanzamiento, SSV.Network puede ofrecer clústeres DVT tanto para partícipes individuales como para operadores institucionales, abriendo la puerta a una mayor integración con pools de staking y custodios profesionales.
SSV.Network continúa su actividad colaborando con diversos protocolos DeFi, proporcionando servicios de infraestructura tanto a validadores minoristas como institucionales. Su hoja de ruta se proyecta hasta 2026, incorporando soporte para capas de seguro integradas en el protocolo, mecanismos de penalización a operadores y componentes componibles con protocolos de restaking.
Lido Finance, principal proveedor de staking líquido en Ethereum, ha integrado DVT en su arquitectura de staking. Para abordar la creciente preocupación por la centralización y fomentar la diversidad de validadores, Lido introdujo “Simple DVT”, un marco que incorpora DVT en el proceso de integración de validadores, sin alterar ni la gobernanza del protocolo ni la lógica de distribución de recompensas.
En junio de 2025, Simple DVT agrupaba unas 261 entidades operadoras gestionando cerca de 9.500 validadores distribuidos. Cada validador se gestiona como clúster por operadores de nodos independientes utilizando software coordinador DVT, inicialmente mediante implementaciones de Obol y SSV. Este modelo marca una transición del esquema tradicional de validadores aislados bajo control único hacia clústeres descentralizados donde participan múltiples actores.
El planteamiento de Lido con Simple DVT prioriza la diversidad operativa y la segregación de fallos. Selecciona los operadores por su trayectoria y solvencia técnica y los agrupa en clústeres que actúan de forma mancomunada. El sistema admite múltiples soluciones DVT en paralelo, lo que facilita la experimentación y la flexibilidad en los protocolos de coordinación. Al incorporar nuevos validadores, Lido asigna el staking de manera dinámica para optimizar el estado de los clústeres, garantizar redundancia y evitar penalizaciones correlacionadas.
La escala alcanzada por Lido demuestra la viabilidad de DVT en entornos de alto rendimiento y confirma que los grandes protocolos DeFi pueden incluir DVT sin mermar la facilidad de uso, la eficiencia de capital ni la distribución de recompensas. El carácter modular de Simple DVT asegura su adaptación a futuras mejoras y refuerza el compromiso de Lido con la infraestructura descentralizada a gran escala.
Más allá del staking tradicional, DVT se está implementando en protocolos de restaking que exigen resiliencia de los validadores en múltiples capas de ejecución. Diva Staking es un referente en la integración avanzada de DVT, al introducir un modelo de staking en dos niveles donde los validadores refuerzan tanto la beacon chain de Ethereum como módulos externos que dependen de su seguridad.
La arquitectura de Diva se apoya en validadores distribuidos para mantener una alta disponibilidad y coordinación con mínima confianza entre la capa principal y la de ejecución. Los validadores asumen funciones tanto de verificación de bloques como específicas de protocolo, incluyendo comprobaciones de disponibilidad de datos o pruebas antifraude. DVT garantiza la continuidad de estos servicios incluso cuando algunos operadores se desconectan o no cumplen los estándares de rendimiento.
El auge de capas de restaking como EigenLayer y Karak ha ampliado el protagonismo de DVT. Estos protocolos reutilizan ETH en staking como colateral para proteger servicios descentralizados adicionales. Al integrar DVT, proporcionan seguridad compartida sin depender de operadores centralizados. Así, el papel de los validadores se diversifica aún más y aumentan los riesgos vinculados a caídas o conducta negligente de los operadores.
El diseño tolerante a fallos de DVT permite a estos protocolos cumplir los exigentes requisitos de disponibilidad sin sacrificar la descentralización. La proliferación de entornos de ejecución modulares encuentra en los validadores distribuidos la flexibilidad operativa y la solidez criptográfica necesarias para sistemas interconectados complejos.
El atractivo de DVT trasciende el staking comunitario y los protocolos DeFi. Proveedores de infraestructura financiera regulada están adoptando DVT en soluciones de staking institucional. Un caso relevante es el de Blockdaemon, que en 2025 puso en marcha pruebas piloto de validadores distribuidos basados en Obol, como parte de su expansión en servicios de custodia y staking para empresas.
En el ámbito institucional, la seguridad y fiabilidad son imperativos. Las penalizaciones o interrupciones pueden tener consecuencias financieras y reputacionales graves. Al desplegar clústeres validadoras distribuidos, compañías como Blockdaemon pueden ofrecer niveles de servicio (SLA) con mejores garantías de continuidad y protección frente a fallos. El uso de DVT satisface además los requisitos regulatorios en cuanto a redundancia, separación de claves e independencia de operadores.
El piloto de Obol de Blockdaemon despliega validadores en diferentes jurisdicciones y centros de datos, con nodos gestionados por equipos internos diferenciados. Así se garantiza tanto el cumplimiento normativo local como la integridad descentralizada de los validadores. Además, el modelo facilita la inclusión de operadores externos o custodios en el proceso de validación sin exponer claves privadas ni comprometer la seguridad.
Este despliegue institucional de DVT evidencia la madurez de la tecnología y su relevancia más allá del sector cripto-nativo. A medida que entidades reguladas buscan participar en el staking de Ethereum, DVT aporta la infraestructura necesaria para hacerlo de forma segura, conforme y a gran escala.